La obra es figurativa de arte arcaico, en donde el pintor ofrece propuestas de textura, forma y color, en un lienzo rectangular. Utiliza los ejes vertical y horizontal. El peso visual recae en el inferior izquierdo, teniendo como contrapeso el superior derecho.

El plano básico está trabajado con imprimación y veladuras; el artista usa los colores rojo indio, amarillo cadmio, ocres, tierra quemada, siena, matices de azul cobalto para el mar y negro en la estructura del muelle, en donde ha utilizado blanco como reflejo de luz. La base horizontal que es el muelle, le imprime firmeza al conjunto.

La composición es diagonal y presenta como signos icónicos las figuras estilizadas de dos pescadores en posiciones opuestas, mientras uno camina hacia el final del muelle, el otro está sentado, lo cual crea tensión dinámica de izquierda a derecha. El vacío entre los dos pescadores es un centro secundario, acentuado por el azul cobalto utilizado en los bolsillos de un personaje y en el cuello del otro. El pintor ha utilizado amarillo para resaltar la luz en los pescadores, a la vez que le sirve para dar volumen a las figuras.

La composición es armónica y equilibrada, con la animación rítmica que le confiere la movilidad de los personajes.